Las puertas automáticas son cada vez más habituales en todo tipo de lugares de acceso público. Su presencia es frecuente incluso en oficinas que no reciben directamente a clientes, porque su uso tiene una serie de ventajas que no han pasado inadvertidas para las empresas.
Tipos de puertas automáticas
Una puerta automática es un modelo que tiene un sistema de apertura y cierre automático. Es capaz de detectar la presencia de personas en sus inmediaciones y abrirse para darles paso, cerrándose justo después.
Aunque nos parece algo propio de nuestra era, lo cierto es que la primera puerta automática de la historia está datada en el siglo I d. C., la inventó el matemático griego Herón de Alejandría, y era activada a través de agua y contrapesos. Sin embargo, habría que esperar hasta 1931 para que se diseñara el primer modelo de lo que podríamos considerar realmente una puerta de apertura automática. Este modelo se instaló en un restaurante y captaba inmediatamente la atención del público. Fue ya a partir de la década de 1960 cuando las puertas automáticas comenzaron a fabricarse a nivel industrial y, desde entonces, han aparecido diferentes modelos en el mercado.
Puerta automática corredera
Es ideal para aquellas oficinas en las que no es recomendable que la puerta ocupe mucho espacio al abrirse dentro de la estancia. A cambio, para que su instalación sea posible, se requiere que la fachada sea lo suficientemente ancha como para que la hoja o las hojas (suelen ser de doble puerta) se puedan desplazar hacia los laterales y dejar el paso abierto.
Su funcionamiento es sencillo, ya que la instalación se compone de un motor lateral que va unido a una cremallera metálica que se encarga de mover la hojas.
Puertas telescópicas
Son muy similares a la puerta corredera, pero su principal característica es que permiten crear una zona de paso mucho más amplia, dejando libre hasta dos tercios del total del espacio que ocupa la puerta.
Puerta batiente
Es una puerta que se abre 90º con respecto a su posición inicial, ya sea hacia dentro de la estancia o hacia fuera, aunque cuando se trata de modelos automáticos lo normal es que suelan abrir hacia dentro.
Son una buena opción para lugares que tienen un gran flujo de personas entrando y saliendo y que no disponen de espacio como para instalar otro sistema como una puerta corredera.
Puertas batientes de interior
La mayoría de las puertas automáticas se instalan en la zona de acceso al establecimiento, pero en el caso de las oficinas también se pueden instalar puertas batientes interiores para cerrar aquellos espacios que necesiten de una mayor intimidad, como una sala de juntas.
Puerta giratoria
Es un modelo que suele utilizarse principalmente en hoteles o en centros comerciales. Lugares que tienen una gran afluencia de público y necesitan dejar un espacio lo suficientemente ancho como para poder pasar con maletas o bolsas. Además de tener una estética que no pasa de moda, una ventaja añadida de estas puertas es que contribuyen a la eficiencia energética del edificio, ya que no dejan pasar el frío desde el exterior, puesto que el hueco que ocupa la puerta nunca está del todo abierto.
Cuando se usan modelos como los que hemos visto con anterioridad a las puertas giratorias, lo que suele hacerse para mantener la temperatura interior y no tener que recurrir en exceso a la climatización, es instalar un sistema de doble puerta, de modo que la interior no se abre hasta que la exterior se ha cerrado.
Ventajas de las puertas automáticas para oficinas
Son muy cómodas
El trasiego de personas en una oficina puede llegar a ser bastante elevado: empleados que llegan a diferentes horas, el cartero, un repartidor, clientes, etc. Si el sistema de apertura y cierre de la puerta principal es manual, hace falta una persona que esté pendiente cada vez que entra y sale alguien. Incluso si la puerta puede abrirse remotamente, se requiere de alguien que esté al tanto del timbre.
Con las puertas automáticas este problema desaparece, porque las puertas se abren y se cierran solas, sin necesidad de que un empleado esté perdiendo la concentración en su trabajo cada pocos minutos para atender a quienes desean acceder a la oficina.
Mejoran la seguridad
En una puerta de apertura manual, una corriente de aire, o el hecho de que la hoja no se haya abierto del todo bien, puede provocar que esta se mueva y pueda causar daños a las personas o a las mercancías que estén cruzando en ese momento el umbral.
En las puertas automáticas los sistemas de seguridad de última generación garantizan que las hojas permanecerán abiertas mientras haya algo o alguien que esté dentro del radio de alcance del sensor de movimiento, reduciendo así el riesgo de que se produzcan accidentes.
Son más higiénicas
Además de la Covid-19, hay muchas otras infecciones que pueden propagarse al tocar las personas superficies que estén contaminadas, como el norovirus o la gripe. Ahora que el gel desinfectante a la entrada de establecimientos y oficinas no es tan común como antes, las puertas correderas son una forma más de cuidar la salud pública.
Al abrirse y cerrarse solas, no es necesario que quien desea entrar o salir las toque, reduciéndose así el riesgo de contagio de enfermedades.
Son muy resistentes
Las hojas de cristal pueden parecer delicadas vistas desde fuera, pero las puertas automáticas se fabrican con materiales de última generación que son muy ligeros y especialmente resistentes, lo que hace que no resulte sencillo romper una puerta de este tipo (fuente: https://www.metalblinds.es/automatismos-y-puertas-automaticas/puertas-automaticas-de-cristal-11).
Mejoran la accesibilidad del edificio
Para una persona que va en silla de ruedas, que necesita unas muletas o un bastón para caminar, que tiene algún problema en sus brazos o manos, o incluso que lleve un carrito de bebé o un carro de la compra, abrir una puerta manual puede ser extremadamente complicado. Con una decisión tan inteligente como cambiar una puerta de este tipo por una puerta automática, se consigue mejorar la accesibilidad de la oficina de una manera notable.
Mejoran la eficiencia energética
Estas puertas están abiertas el tiempo mínimo indispensable para pasar por ellas, e incluso se puede usar un sistema de doble puerta automática, así se consigue mejorar la eficiencia energética de la oficina, porque no se “escapan” ni el calor de la calefacción en invierno ni el aire acondicionado en verano, ya que el tiempo de apertura de la puerta no lo permite.
Son fáciles de mantener
Una última ventaja de este tipo de puertas es que su mantenimiento resulta muy sencillo y económico. Basta con hacer las revisiones periódicas pertinentes y encargar las mismas a especialistas del sector.
Las puertas automáticas simplifican la vida tanto de los trabajadores de las oficinas como de quienes deben acudir a las instalaciones.